1.
Editorial de "El Mundo" de Medellín
PALABRAS
DE UN ENEMIGO VISCERAL DEL
CUERPO MEDICO COLOMBIANO
Los médicos
y la Ley 100
En
momentos en que los colombianos conmemoramos los once años de
la Ley 100 y en que el Gobierno y el Congreso hacen esfuerzos para
corregir las fallas y consolidar los avances de la más
importante reforma del sistema de Salud y Seguridad Social en toda la
historia del país, se nos amenaza dizque con una huelga
nacional de médicos si el neófito sindicato denominado
Federación Médica Colombiana no obtiene respuestas
satisfactorias a sus demandas.
La
noticia, con ribetes sensacionalistas, fue publicada el pasado 8 de
diciembre por El Tiempo con el título: "57.000 médicos
se agremian y le dan un ultimátum al Gobierno". Según
el reportero "El deterioro de las condiciones sanitarias del
país, el resurgimiento de males como tuberculosis y fiebre
amarilla, el cierre de hospitales y la mala atención a los
pacientes llevaron a los médicos colombianos a agremiarse y a
exigir soluciones al Gobierno". Que sepamos, no es la primera
vez que los galenos se agremian, pues es bastante conocida la
Asociación Médica Sindical, Asmedas, con seccionales en
todo el país y con una tradición de participación
en movimientos huelguísticos, junto a otros sindicatos de la
salud, que en su momento censuramos porque, a nuestro juicio, quienes
ejercen las llamadas profesiones liberales no tienen derecho a
sindicalizarse, pues pertenecen a una elite de la sociedad y el
sindicato es por esencia "la unión de los débiles".
En eso es sabia la Constitución del 91, cuando señala
en el Artículo 26 que "las profesiones legalmente
reconocidas pueden organizarse en Colegios", haciendo una clara
diferencia con el derecho de los trabajadores (Art. 39) a "constituir
sindicatos o asociaciones sin intervención del Estado".
Nos
parece que ya fueron suficientes las malas experiencias con el
sindicato de Asmedas para que ahora le surja un competidor que
proclama, con ínfulas de gran redentor de los débiles,
que tiene a 57 mil cruzados "dispuestos a conminar al Estado a
que los escuche y plantee soluciones a la situación caótica
del sistema de salud". Según la amenaza proferida por
Sergio Isaza, presidente de la FMC, se proponen generar un movimiento
social del que harán parte los pacientes: "La idea es que
conozcan el trasfondo de la situación y trabajen con nosotros
en la transformación del sector... Nos hemos comprometido a
desarrollar condiciones de poder y fortaleza médica para
lograrlo e incluso ir a cese de actividades hasta que la salud en
este país se preste en condiciones de equidad y con calidad".
Luego dice que, apoyados en ese movimiento, "impulsarán
un acto legislativo que desemboque en la consagración de la
salud como derecho fundamental dentro de la Constitución".
Al doctor Isaza le recomendamos que no "bote corriente",
arriesgando a "quemarse" como novel dirigente sindical,
abanderando "conquistas" ampliamente consagradas en la
Constitución del 91, artículos 48, 49 y 50.
Más
que la suerte de los pacientes, a los señores de la FMC, como
a sus colegas de Asmedas, les preocupa el supuesto deterioro de las
condiciones laborales de los médicos a partir de la vigencia
de la Ley 100, porque, según ellos, antes de la reforma el
Estado subsidiaba la oferta, es decir, asignaba presupuesto anual a
los hospitales para atención de pacientes y pago de nómina
de médicos generales y especialistas, lo que les garantizaba
estabilidad laboral – léase jugosos sueldos, amén
de otras prebendas obtenidas mediante presión sindical o
contubernio con administraciones venales – y además,
dizque "la atención personalizada al usuario", que
es el caballito de batalla de su pretendida solidaridad con los
pacientes.
En
ese predicamento se soslaya, sin embargo, que antes de la Ley 100 la
cobertura era sólo del 22% de la población y hoy
alcanza al 54%, sin que por ello nos declaremos satisfechos, pues
obviamente estamos muy lejos de la meta "salud para todos en el
año 2000", trazada por el malogrado ministro y cogestor
de la criatura – el otro es el entonces senador y hoy
presidente de la República –. Sin embargo, confiamos en
que la reforma a la Ley 100, que avanza en el Congreso, corregirá
muchas fallas y sobre todo, garantizará una adecuada
financiación de los hospitales, de modo que pueda ser realidad
que la salud llegue a por lo menos 22 millones de pobres a partir del
2006.
Médicos
y pacientes debemos ser conscientes de que el retraso en esa materia
se cuenta por décadas y que, según cálculos
oficiales, para un funcionamiento satisfactorio del sistema de
seguridad en salud se requieren 3,8 billones de pesos, sin incluir el
saneamiento hospitalario que cuesta otros 2 billones. Esa inmensa
cantidad de recursos no se obtiene de la noche a la mañana en
un país en crisis y obligado a destinar ingentes recursos a la
búsqueda de la paz, y menos con paros médicos que no
harían sino agravar la situación de los más
necesitados. Mejor papel harían estos profesionales si
contribuyen desde adentro a denunciar la corrupción y la
ineficiencia en las entidades hospitalarias y colaboran en su
reestructuración a fondo, que es la condición que les
ha puesto el Gobierno para girar nuevos recursos.
2. RESPUESTA INMEDIATA
Es francamente irritante y provocador
el editorial publicado por ustedes sobre las organizaciones que
legítimamente los médicos colombianos han creado.
Irradian usando el poder editorial y de medios, un franco odio contra
los médicos, sus organizaciones y los intereses de los
usuarios de los servicios de salud. Es lamentable que un periódico
que se dice ser y representar el pensamiento “liberal”
use su poder para denigrar de un gremio que como el médico lo
ha puesto todo, en contra de una ley mercantilista que solo ha
enriquecido a los intermediarios financieros y de los cuales ustedes
reciben paga publicitaria y que quizás por ello, obedeciendo a
sus intereses, es que destilan tanto odio contra el gremio médico
y sus organizaciones opuestas al interés mercantilista de las
EPS, esas también agrupadas en sindicatos como el antioqueño,
y del cual hace parte entre otras: SUSALUD. Es evidente que ustedes
defienden a los Sindicatos, pero de empresarios, mas no de
trabajadores y que los médicos como tales, profesionales, nos
declaramos sin pena; trabajadores con derechos de asociación,
que ustedes con el tufo de un supuesto liberalismo de alcoba, quieren
negar.
Solicito, en mi calidad de Fiscal de
Asmedas Antioquia y miembro de la Junta Directiva Nacional, en
ejercicio del derecho a la réplica, un espacio en su
periódico, y en igualdad de condiciones de espacio y lugar.
Con el respeto que ustedes se niegan a
procurarnos,
German Enrique Reyes Forero
Fiscal Asmedas Antioquia.
Cédula
8.301533 de Medellín
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