2. El país no estaba
preparado para esta guerra y los "altos mandos" muestran
incertidumbre
Hace un par de años el mundo vivió la amenaza de la "influenza
aviar" y se supone que Colombia estaba preparada para esa
eventualidad, pero, hoy nos llega la Influenza A(H1N1) o
"porcina" que es básicamente igual y nuestras primeras
reacciones sugieren que no estábamos bien preparados. Es así como,
ante las primeras noticias de lo sucedido en Mexico, el Ministro de la
Protección Social emitió declaraciones algo alarmistas que seguramente
algo tienen que ver con el desabastecimiento de tapabocas que él mismo
denunció después, con un llamado a la serenidad. Después, una nota
periodística de El Tiempo dijo que el gobierno
anunció la reserva de 200.000 unidades de TAMIFLU® y que los
recursos provendrían de una apropiación inicial de 16.000 millones,
sin advertir que toda esta apropiación presupuestal solo alcanzaría
para adquirir una parte de las necesidades estimadas
en 426.000 unidades un par de días después.
Luego, la Revista Semana
publicó documentos preocupantes (ver ¿Listos
para la pandemia?) y atribuyó a causas políticas, la
improvisación y debilidades técnico-científicas del Instituto
Nacional de Salud, que debería cumplir en Colombia el rol que cumple el
CDC de Atlanta en los EE.UU. y no lo está haciendo. Y así,
sucesivamente, hay un ambiente de incertidumbre, donde nuestros
"altos mandos" aparecen demasiado en pantalla y en lugar de
medidas consistentes sobre aspectos estructurales, difunden mensajes
contradictorios o poco relevantes, es decir, señales preocupantes de
que las cosas no están marchando como deberían. 3.
Guerra contra la Influenza A(H1N1): Nuestras
"fuerzas de la salud" están desprotegidas
La Federación Médica Colombiana acaba de publicar un
pronunciamiento que, además de advertir que el Sistema General de
Seguridad Social en Salud de nuestro país no está diseñado ni
preparado para atender una epidemia de gran magnitud, llama la atención
sobre la desprotección social de los profesionales de la salud que
atenderán semejante emergencia. En efecto, en el escenario de
"situación de desastre nacional" que las autoridades
publicitan, los profesionales de la salud que estarán en la primera
línea de la resistencia y de cuyo heroismo dependerá la vida de muchos
de nosotros, son los profesionales más "deslaboralizados" del
país. Un alto porcentaje de médicos en Colombia sufre un deterioro
absurdo en sus ingresos y ha sido víctima de la tercerización laboral
(mediante cooperativas de trabajo asociado, perversamente dedicadas a
conculcar sus derechos laborales). Muchos de los médicos que
arriesgarán su vida atendiendo los pacientes afectados por la epidemia,
no estarán protegidos por el sistema de seguridad social en salud y no
tendrán derecho a las prestaciones sociales que tiene cualquier
trabajador colombiano. Para los médicos, no existirá la doble
retribución y demás compensaciones que se otorgan a los militares por
servicio en zonas de violencia y -tal como van las cosas- muchos
médicos se expondrán al contagio, sin siquiera todos
los implementos
de protección adecuados, de acuerdo con las normas internacionales,
para atención de pacientes en riesgo epidémico. Justa razón tienen
los médicos en sus críticas a la estrategia de "solo tapabocas,
lavado de manos y TAMIFLU", justo es su reclamo de medidas más
estructurales para responder a la emergencia y justas son sus exigencias
de una "laboralización" que implique el reconocimiento de su
derecho a unas condiciones dignas de trabajo. 4.
Armas contra la Influenza A(H1N1): ¿Cuánto se invertirá en la compra
de TAMIFLU®?
De acuerdo con lo sucedido en la
primera semana, nuestro "alto mando" en la guerra contra la
Influenza A(H1N1) parece haber adoptado la estrategia
"declaraciones + tapabocas + lavado de manos + TAMIFLU", donde
-obviamente- los costos del TAMIFLU amenazan con llevarse gran parte de
la apropiación presupuestal, por lo tanto, estos costos cobran gran
relevancia. En este contexto, el Observatorio del Medicamento de la
Federación Médica Colombiana recuerda los siguientes hechos:
-
Las Circulares 04
de 2002 y 01
de 2003, sancionaron a 32 y 30 firmas farmacéuticas por
incumplir con su obligación de reportar los precios de sus
productos a la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos (CNPM)
e incrementar injustificadamente sus precios. La sanción consistió
en someter sus productos al régimen de "libertad
regulada" con prohibición de incrementar sus precios durante
el 1er. semestre del año 2003. En ambas listas aparece
"Laboratorios Roche" propietario de TAMIFLU®.
-
En los reportes de
Laboratorios Roche a la CNPM del año 2003, TAMIFLU® 75 mg Caja x
10 cápsulas, aparece con Precio Promedio Distribuidor de Col$
74.870 y Precio Sugerido al Público de Col$ 120.758. Después, el
archivo de datos reportados a la CNPM hasta la Circular 04 de 2006
no registra más precios reportados de este producto.
-
En cumplimiento de lo
dispuesto por la Circular 04 de 2006, Laboratorios Roche debió
reportar los precios de TAMIFLU® al SISMED y éste debió
publicarlos desde esa fecha, sin que esto haya sucedido hasta el
día de hoy.
Bajo estas circunstancias,
¿cuál fué el precio que el gobierno pagó por las 26.083
unidades de TAMIFLU® que adquirió durante la amenaza de
"gripe aviar"? ¿cuál su relación con los precios reportados
al SISMED? ¿cuál el precio al que se negociaron las 200.000 unidades
cuya adquisición acaba de anunciarse públicamente?. Estos datos deben
ser públicos, tanto por la transparencia que debe acompañar las
compras oficiales de esta magnitud, como por la coherencia que estos
precios deben tener con el discurso de "responsabilidad
social" de Laboratorios Roche. Si en 2003 el precio de Col$ 74.780
implicaba un retorno suficiente para el laboratorio, el crecimiento
geométrico de las unidades vendidas constituiría un premio generoso
para sus accionistas, pero una variación adicional del precio -si
existe- implicaría un ánimo de lucro exagerado, execrable por su
posible costo en vidas humanas. 5.
"Control directo" al precio de TAMIFLU®: La mejor opción
para evitar prácticas perversas
Mantener el monopolio estatal en compras de TAMIFLU® -con la debida
transparencia en el manejo de las cifras- es una buena opción, pero si
la epidemia alcanza dimensiones insospechadas, todos los controles
serán insuficientes. Si hay pánico, los pacientes intentarán por
todos los medios tener su dosis personal para mayor seguridad, se
disparará la demanda, se generará un mercado negro, se multiplicarán
las tutelas, etc. En esas condiciones el paso de este medicamento al
régimen de "control directo" se convierte en la mejor
solución, por las siguientes consideraciones:
-
En el régimen de
"control directo", la Comisión Nacional de Precios de
Medicamentos (CNPM) puede conocer la estructura de precios del
medicamento y necesariamente debe expedir una resolución de precio
máximo. En este proceso, el precio no se define entre el
especulador y el paciente desesperado, el precio se discute de
"mayor a mayor" entre el laboratorio y una instancia que
representa el interés de todos los colombianos, por lo tanto hay
más posibilidades de llegar a un precio "razonable". Este
precio fijado por la CNPM cumple la función de precio máximo de
referencia y limita las prácticas perversas -por ejemplo- a nivel
de los precios de los recobros al FOSYGA.
-
El régimen de
"control directo" era automático en Colombia para todas
las moléculas con menos de 3 oferentes en el mercado, que podían
abusar de su posición dominante. Está en la letra y el espíritu
de la Ley 81 de 1988 y todas las Circulares de la CNPM desde su
creación. Su eliminación fué un acto arbitrario y antinacional
del Artículo 35 de la Circular 04 de 2006, que nos ha sumido en un
ambiente perverso de desregulación y desinformación en el tema de
precios de medicamentos. La derogatoria de este Artículo 35, es una
necesidad palpitante de nuestra salud pública.
La derogatoria del Artículo
35 de la Circular 04 de 2006, no tiene porqué dañar una relación sana
con los laboratorios. Por el contrario, la definición concertada de
precios razonables, despeja dudas sobre la responsabilidad social de las
farmacéuticas, permite identificar y aislar a los fundamentalistas del
interés comercial en este mercado y permite además "cortar las
uñas" a aquellos intermediarios que obtienen ganancias trasladando
la mala imagen a los fabricantes.
Ver Derecho de petición
a la CNPM sobre precios reportados de
TAMIFLU® y RELENZA®
Ver
Derecho de petición al MPS sobre precios de compra de TAMIFLU® y
RELENZA® Ver
pronunciamiento de la Federación Médica Colombiana del 27abr09
Lectura
recomendada sobre la epidemia en CONSULTOR SALUD
Favor
enviar sus sugerencias y comentarios a andia@observamed.org
Dr. Oscar Andia Salazar, MD
OBSERVATORIO DEL MEDICAMENTO
FEDERACION MEDICA COLOMBIANA
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