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Boletín Informática y Salud ISSN 0121-4675 | Res.Min.Gob.0036/91 | Año 19 Nro.04/2009 | Bogotá, 19 a 25ene/2009 |
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El acuerdo consta de seis puntos:
No perdamos de vista que este es un acuerdo firmado por Pfizer, la segunda compañía farmacéutica más grande del mundo, y que justamente acordó la semana pasada la compra de su competidora Wyeth por 68 billones de dólares. (http://www.economist.com/research/articlesbysubject/displaystory.cfm?subjectid=531766&story_id=13007939) El primer punto del acuerdo va en contravía de una de las principales apuestas de la reforma a la salud propuesta por el presidente Obama, quien sugiere abiertamente que es necesario reducir los costos por medicamentos del sistema norteamericano, y denuncia lo aberrante que es que las drogas en los Estados Unidos cuesten hasta seis veces más de lo que cuestan en países como Canadá o Inglaterra. Si la reforma a la salud en Norteamérica sale adelante y los países desarrollados no son quienes cubrirán los “altos costos de la investigación y el desarrollo”, ¿quienes garantizarán entonces las inmensas utilidades de las transnacionales farmacéuticas, que en el caso de Pfizer, en el 2008 antes de la fusión, alcanzaron los 48 billones de dólares, y que sumadas con las de Wyeth se espera que alcancen los 71 billones? Seguramente una parte de dichas utilidades las cubrirán las ganancias asociadas a los nuevos productos biotecnológicos a los que le han apostado las grandes compañías como Pfizer, o como Roche con su reciente oferta de compra de Genentech, y cuyas copias genéricas son esquivas gracias a las barreras tecnológicas impuestas por la industria, entre otras, a través de requisitos al registro sanitario de dichos productos en países como el nuestro. Pero seguramente otra parte la cubrirán los sistemas de salud de países en vías de desarrollo, que se verán obligados a desregular sus precios como lo enuncia el punto 3 del acuerdo, o que tendrán que evitar las "falsificaciones", cuya diferencia con las copias o genéricos no está definida por el documento (punto 4), y quienes por último tendrán además que eliminar todas sus medidas de protección industrial (barreras al comercio) y de protección sanitaria (agencias locales de registro), como lo enuncia el punto 5. Ojalá frente a este panorama los países en vías de desarrollo como Colombia aprendamos de la lección de la propuesta de reforma a la salud del presidente Obama y le apostemos a sistemas de seguridad social incluyentes y sostenibles financieramente, reduciendo, entre otros, el costo de la provisión de medicamentos, en lugar de convertirnos en el paraíso de la desregulación, como lo propone el documento de Kindler y Barton para el Senador Max Baucus. Tatiana
Samay Andia Rey |
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