podría convertirse en
instrumento de sufrimiento y, en casos extremos, de pérdida de
vidas humanas.
Pero las amenazas de la
agenda europea no paran allí. Por el contrario, contiene otros
capítulos que ocasionarían daños a la salud pública tan
graves como los comentados.
Observancia
Es uno de los capítulos
en los que más han insistido los europeos. Consiste en
implementar medidas que fortalecen la protección de la
propiedad intelectual y restringen la competencia. Incluyen
mayores responsabilidades para jueces y funcionarios de aduana,
para la inmediata aplicación de medidas de precaución
(congelación, decomiso y destrucción) ante la simple sospecha
de que un producto viola derechos de propiedad intelectual. El
Banco Mundial ha estimado que los incrementos en personal,
capacitación y logística pueden costar alrededor de un millón
de dólares/año. Son recursos que pagaremos todos los
colombianos.
En medicamentos tienen
además el efecto de aumentar la Litigiosidad, es decir, el
número y el costo de los pleitos judiciales producto de la
multiplicación de las violaciones a la propiedad intelectual,
reales o supuestas. Estos costos se trasladan a los precios de
los medicamentos, con lo que nuevamente serán los usuarios los
que paguen la cuenta, ya directamente de su bolsillo o como
incrementos en las contribuciones al Sistema de Salud.
Existe un efecto adicional
que aunque es difícil de calcular, resulta perverso. Es el
efecto de la disuasión, consistente en que los empresarios que,
al observar el incremento en los riesgos para comercializar
genéricos, prefieren abstenerse de producirlo o importarlo,
pues los costos de un litigio podrían superar su expectativa de
utilidades. La consecuencia lógica de esta situación es que se
incrementa el tiempo de monopolio, suben los precios y los
ciudadanos pierden los beneficios de la competencia.
Medidas de frontera
agresivas.
La semana anterior
conocimos un país del que muy pocos habían escuchado. Vaunatu,
una isla del Pacífico cercana a Australia. Lo conocimos porque
un embarque de un medicamento fabricado en India fue retenido
por sospecha de violación a una patente o una marca, cuando
pasaba en tránsito por Frankfurt, Se trataba de un cargamento
de Amoxicilina, un antibiótico muy antiguo comercializado con
nombre genérico. Es decir, sin ninguna posibilidad de
violación ni a patentes ni a marcas. Se suma esta retención a
17 casos similares de medicamentos provenientes de India y China
y con destino a Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y en un caso
muy angustioso, medicamentos para el Sida con destino a Nigeria.
Ninguno de los medicamentos retenidos tenía patente ni en el
país de origen ni en el de destino.
O sea que en adelante a
los genéricos importados que toquen un puerto europeo, habrá
que sacarles una especie de “visa de tránsito”, como ocurre
con las personas que van a Egipto, por ejemplo, y hacen escala
en Madrid o París.
La Alianza CAN-UE ha
solicitado a los negociadores andinos no sólo rechazar con
firmeza la incorporación en el Acuerdo Comercial de medidas
como estas, sino proponer a la UE que sean retiradas de su
normativa.