Por
lo tanto, un virus que no es mortal, como el chikunguña, puede producir
muertes como cualquier epidemia.
La
epidemia de chikunguña pone en evidencia lo que puede ser un error en
los materiales educativos del INS y del Ministerio de Salud, que enfocan
los cuidados especiales básicamente hacia niños y pacientes de la
tercera edad, sin suficiente hincapié sobre el peligro para aquellos
pacientes que sufren afecciones como las mencionadas.
En
este contexto, también vale la pena preguntarse si se estaría
incurriendo en alguna falsedad estadística al contar solo la acción
letal directa del virus como determinante de muerte, solo para que los
fallecimientos por comorbilidades no se contabilicen como producidos por
la epidemia.
Naturalmente,
los responsables del control de la epidemia buscan evitar el pánico,
pero eso no puede hacerse incurriendo en inconsistencias
clínicas o estadísticas. Lo mejor es aprender de la experiencia
de los nigerianos que controlaron el ébola: una política correcta
frente a cualquier epidemia debe garantizar la verdad para crear
confianza, la objetividad, para el uso racional de los recursos, y la
eficiencia, para asegurar los resultados.
Brote
de un paciente afectado con el virus del Chikungunya. Foto: Pan
American Health Organization
Qué
se está haciendo y qué falta por hacer
En
un video de
la Dra. Gina Watson, representante de la Organización Panamericana de
la Salud (OPS) en Colombia, se presenta una visión ponderada sobre la
epidemia y se destaca la labor que adelantan las autoridades
colombianas.
Es
obvio que para controlar la epidemia hay que lograr mejorías en la
campaña de prevención, en el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública
(SIVIGILA),
en el sistema de información y comunicaciones, y también en la labor
de las Entidades Prestadoras de Salud (EPS).
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Una presentación del Ministerio de Salud titulada "Recursos
de Transferencias e Inversión Ordinarios y Extraordinarios - Costos de
Insumos en ETV 2013-2014" resume los esfuerzos dedicados al
control de las Enfermedades Transmitidas por Vectores (ETV) como el
dengue, las fiebres hemorrágicas, el paludismo, la fiebre amarilla, el
Chagas y, ahora, el chikunguña (no sabemos si se incluyó la prevención
del ébola).
En
este informe se mencionan transferencias por 72.000 millones de pesos
para combatir las enfermedades transmitidas por vectores (ETV), una suma
irrisoria si la comparamos con la campaña de vacunación contra el
Virus de Papiloma Humano (VPH) la cual, sumando recursos públicos y
privados, se estimó en 300.000
millones.
Los
responsables del control de la epidemia buscan evitar el pánico, pero
eso no puede hacerse incurriendo en inconsistencias clínicas
o estadísticas.
-
El SIVIGILA por
su parte cuenta con recursos humanos e informáticos especializados para
capturar, procesar y analizar la información epidemiológica de las
UPGD (Unidades Primarias Generadoras de Datos - que mencioné en otro
artículo para Razón Pública con motivo del ébola).
Pero
es claro que se presenta un sub-registro en su
reporte de un total
de 79.977 personas diagnosticadas con chikunguña, debido a que
actualmente solo funcionan como UPGD las Instituciones Prestadoras de
Salud (IPS), y los pacientes atendidos en consultorios médicos
privados, por ejemplo, no tienen forma de ingresar en las estadísticas
de la epidemia.
Es
hora de que el SIVIGILA reciba un apoyo técnico y financiero
proporcional a su importancia epidemiológica, y ojalá pronto se
corrija esta tendencia al sub-registro.
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Por otra parte, ha sido muy notorio el intercambio de trinos entre las
autoridades de salud sobre el tema, pero se ha visto poco trabajo serio
en la pedagogía sobre la enfermedad entre la ciudadanía. Algo no está
marchando bien cuando un interesante video de
MinSalud, con preguntas y respuestas sobre la epidemia, registra solo
550 visitas en un mes.
En
otros países del mundo, medios como ElMundo.es han
creado aplicaciones para seguir las epidemias del ébola o
del sida,
pero en los medios masivos de Colombia no se ha publicado algo similar
sobre el chikunguña. Necesitamos crear de una buena vez un
sistema verdadero de información y comunicaciones sobre enfermedades en
Colombia.
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También las EPS deben cumplir un papel en esta situación. Recordemos
que a las EPS de los regímenes contributivo y subsidiado acaban de
aumentarles la Unidad de Pago por Capitación (UPC) en 6,06 por ciento y
de darles 7 años para sanear sus finanzas. Pero, ¿alguien sabe cómo
están participando en las campañas de control del chikunguña y las
principales ETV?
No
se trata de perder la compostura y acudir al expediente fácil de
acusarlas de estar lucrándose de la epidemia como lo están haciendo
las marcas costosas de Acetaminofen. Se trata de poner en evidencia la
falta de información consolidada acerca de su gestión, una supervisión
que en ningún caso debería delegarse al gremio de las EPS, sino que
debería estar centralizada en el Ministerio de Salud.
Esta
transparencia permitiría conocer el esfuerzo que hacen las
administradoras del sistema de salud que se han consolidado e
identificar aquellas que no están cumpliendo adecuadamente su función.
Además,
ha llegado el momento de enfrentar las tres intermediaciones perversas
de las EPS que ha identificado la FMC:
· La
intermediación financiera consistente
en que las EPS restringen el flujo de recursos hacia los prestadores de
salud, de modo que los hospitales tienen que presionar al gobierno para
pagos directos;
· La
intermediación asistencial,
en virtud de la cual las EPS restringen las órdenes de atención a
pacientes,
· Y
la intermediación informática esto
es, el que las EPS sean dueñas de la información del sistema.
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Vicepresidente Política Farmacéutica Nacional – FMC y
Director General del Observatorio del Medicamento -Observamed-.
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